Mileyka Lasso/ La Estrella de Panamá
Después de dos años de crecimiento lento, América Latina y el Caribe están en vías de recuperarse progresivamente en 2018. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la región crecerá 2.5%, mientras que sus países prestatarios —sin contar Venezuela— crecerán 3.5%, entre ellos, República Dominicana, Nicaragua, Perú y Panamá, este último lidera la región con más de 4%, superando por primera vez a Chile.
En su reporte ‘La hora del crecimiento’, el BID hace énfasis en que a pesar del panorama global positivo, las perspectivas de un crecimiento relativamente lento en la región dan a entender que el aumento del ingreso es una prioridad.
El BID considera que se requiere un mayor crecimiento sostenido para aumentar el nivel de vida de la población, lo suficiente para satisfacer las aspiraciones de la creciente clase media, y para asegurar que la región reduzca la brecha del ingreso con las economías avanzadas.
Durante este último período, el BID estima que la tasa de crecimiento promedio aumentó hasta 3.5 al año —superior a la de los dos períodos precedentes— en parte gracias a las condiciones externas favorables. Sin embargo, más recientemente, la tasa de crecimiento ha caído hasta el promedio del período.
PANAMÁ
En el caso particular de Panamá, el BID recomienda al istmo hacer cambios estructurales a partir de oportunidades coyunturales, ya que al ser una nación de servicios, debe focalizar en esta área sus otros sectores económicos, para que se orienten y desarrollen de una forma cónsona. Es por ello que en sectores como el agro se debe contar con un plan de desarrollo a largo plazo, donde se visualice a dónde se desea llegar; sin embargo, es un tema muy sensitivo y requiere de la intervención del sector público y productivo.
Ante el resultado del estudio, Inocencio Galindo, presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, sostuvo que en el sector agrícola debería existir una verdadera estrategia nacional a largo plazo, para los principales productos y los más sensitivos.
En cuanto a otros sectores de la economía que están desacelerados, Galindo dijo que es sumamente importante el tema de la burocracia. Lograr que la tramitología se agilice, se simplifique y se lleve a cabo de una manera que no sea un impedimento para que los negocios puedan avanzar, obtengan sus permisos, etc.
Galindo comentó que hay que enfocarse en la innovación, la tecnología, la productividad, para lo cual se requiere financiamiento.
Un punto que destacó el empresario son los nexos de Panamá con China, que abre una nueva coyuntura en la exploración de negocios.
VARIACIÓN REGIONAL
En el informe, el BID destaca que las grandes fluctuaciones identificadas en la tasa de crecimiento del PIB per cápita real también pueden ser perjudiciales para el crecimiento.
BALANCE
Se requiere cambios coyunturales para lograr crecer más y sostenido
Se prevé que el crecimiento en América Latina y el Caribe seguirá recuperándose de las tasas negativas registradas en 2016.
La región debe buscar fuentes de crecimiento que puedan impulsar sus economías hacia adelante.
La volatilidad de las tasas de crecimiento del PIB per cápita es mayor en América Latina y el Caribe que en otros grupos comparados.
Por tanto, América Latina y el Caribe se enfrentan a un doble desafío: aumentar el crecimiento y conseguir que el crecimiento sea más estable.
Hasta el momento, el crecimiento en América Latina y el Caribe ha sido mediocre y podría aumentar con una mayor inversión y con una mayor eficiencia de la inversión, obteniendo más por cada dólar invertido.
Este capítulo explora por qué las tasas de inversión y la eficiencia de la inversión han sido relativamente bajas y cómo se pueden mejorar en los años futuros para impulsar el crecimiento.
No obstante, es baja la inversión porque la región no invierte tanto como las demás regiones del mundo. De hecho, aunque la inversión creció algo en la década del 2000, volvió a caer en los últimos años, de modo que entre las regiones del mundo, sólo el África subsahariana invierte menos como porcentaje del PIB.